Malos Hábitos Alimenticios
La conducta alimentaria se adquiere de forma paulatina desde la infancia hasta la adolescencia, siendo el entorno familiar y escolar de una gran importancia a la hora de educar al niño en la alimentación, porque se les debe explicar la necesidad de consumir todo tipo de alimentos.
Hoy en día, debido a los factores culturales, el ambiente en el que vivimos, la influencia de los grupos de amigos y los mensajes procedentes de los medios de comunicación y el entorno social general, es habitual que los adolescentes y aun nosotros los adultos cometamos errores en la conducta alimenticia, como por ejemplo:
Excluir comidas, sobre todo el desayuno, que tiene una gran importancia porque proporciona la energía y los nutrientes necesarios después del ayuno nocturno, Contribuyendo a un mayor rendimiento y concentración en el colegio o nosotros los adultos en el trabajo.
Ingerir alimento de manera exagerada entre horas.
Tener despreocupación por unos hábitos no saludables, consumiendo alcohol, tabaco u otras drogas.
No practicar ningún deporte.
Elevada ingesta de comidas rápidas como pizzas, hamburguesas, comida chatarra etc. También refrescos, golosinas, bollería industrial con alta cantidad de calorías y pocos nutrientes.
Bajo consumo de calcio, como leche, quesos, yogures...
Mayor inclinación a realizar dietas bajas en calorías, siendo en muchos casos dietas vegetarianas o muy restrictivas, que pueden llegar a provocar carencias de distintos nutrientes.
2 Una dieta ideal para adolescentes
Los adolescentes deben llevar una dieta ordenada y equilibrada, en sintonía con sus requerimientos nutritivos. En general, hay que lograr un crecimiento óptimo disminuyendo al máximo los trastornos nutricionales más frecuentes en esta etapa.
Una alimentación equilibrada debe contener macronutrientes y micronutrientes, y aportar diariamente una energía total de 2500 a 3000 kcal para hombres y 2000 kcal para mujeres.
Macronutrientes necesarios en la adolescencia
Proteínas: han de suponer entre un 10% y un 15% de las calorías de la dieta. Las fuentes de proteínas serán carnes, huevos, pescados, leche, derivados lácteos y legumbres.
Lípidos o grasas: la contribución de energía procedente de las grasas deberá ser del 30-35% del total de calorías aportadas en la dieta. Moderando el consumo de pizzas, frituras y hamburguesas, ya que tienen un elevado contenido calórico y el valor nutritivo es bastante bajo. El aceite de oliva será una de las grasas que ayudarán al crecimiento, tanto físico como intelectual.
Hidratos de carbono: debe representar entre el 55%-60% del aporte calórico total. Esencialmente deberán ser hidratos de carbono complejos, presentes en patatas, cereales, legumbres, etcétera.
Fibra: es un macronutriente esencial que no debe faltar en cualquier dieta, ayudando a evacuar mejor, a transportar otros nutrientes dentro del cuerpo, etc. Las fuentes de fibra son: pan integral, pastas, verduras, frutas...
Agua: nuestro organismo necesita aproximadamente tres litros diarios, los cuales casi la mitad la obtenemos Casi la mitad los obtenemos del consumo de alimentos y la otra mitad necesitamos introducirlos mediante bebidas.
Micronutrientes necesarios en la adolescencia
Vitaminas
Todas las vitaminas son esenciales para que el cuerpo pueda crecer y tener un desarrollo normal, pero las más destacadas, a las que hay que prestar mayor atención en estas edades son:
Tiamina: sus fuentes son: pan, cereales y pastas, pescado, carnes magras, soja, productos lácteos, frutas y verduras.
Riboflavina: una de sus funciones principales es el papel que desempeña en la formación de glóbulos rojos, junto con el crecimiento del cuerpo. Esta vitamina actúa de forma conjunta con las demás vitaminas tipo B.
Niacina: sus fuentes son: pescados, pollo, productos lácteos, carnes magras, nueces, huevos, cereales, pan.
Ácido fólico: sus fuentes: hortalizas de hojas verdes; como espinacas, grelos, coles, lechuga.
Vitamina D: esencial para la absorción del calcio que forma el esqueleto. Sus fuentes son: Mantequilla, margarina, queso, nata, leche enriquecida, pescado, ostras, cereales.
Minerales
Las necesidades de minerales en la adolescencia aumentan. Para el crecimiento son especialmente importantes el hierro, el calcio y el cinc, ya que a menudo su consumo no llega a alcanzar los valores mínimos.
Hierro: tiene diversas funciones, pero en esta etapa destaca: La formación de glóbulos rojos, ayuda al desarrollo muscular. Sus fuentes son: Morcilla, hígado, riñón, carnes rojas, mejillones, germen de trigo, legumbres, pollo, huevos. Es importante para las chicas que tienen abundantes menstruaciones, por lo que pierden gran cantidad de sangre.
Calcio: es básico para un desarrollo apropiado del esqueleto. Sus fuentes son: Leche, yogurt, queso, sardinas, salmón, soja, cacahuetes, aceite de girasol, legumbres, hortalizas verdes, berzas, nueces.
Cinc: posee muchas funciones básicas, entre las que destaca su función para el correcto desarrollo de las gónadas (ovarios y testículos) así como en la reproducción y en la fertilidad. Sus fuentes son: germen de trigo, nueces, leche y sus derivados lácteos, ostras, legumbres, huevos.
3 Factores psicológicos que influyen en la alimentación del adolescente
Hay que prestar especial atención a la importancia que le dan los jóvenes a la imagen corporal, porque esto les conduce en muchas ocasiones a llevar a cabo dietas bastantes restrictivas que les privan de nutrientes necesarios, con el objetivo de acercarse al cuerpo que consideran el ideal de belleza, lo que puede desembocar en la aparición de trastornos alimentarios como anorexia, bulimia o vigorexia.
Es vital conocer aquellas situaciones que pueden afectar a los jóvenes y en las que se debe llevar a cabo alguna modificación de la dieta, como:
La realización de ejercicio físico extra.
Tener hábitos alimenticios erróneos.
Padecer enfermedades agudas o crónicas.
La etapa de la adolescencia es compleja por todo lo que implica, como:
La transición entre dejar de ser niño y empezar la edad adulta.
Se va afianzando la personalidad, y desean ser más independientes.
Los amigos, junto con el ambiente en que se muevan, influyen bastante en su forma de ver la vida.
Las dudas y temores que pueden tener a veces les llevan a adoptar conductas erróneas.
Todos estos factores influyen bastante también en la alimentación, es por ello que en el ámbito familiar se debe estar muy pendiente de los hábitos nutricionales que tiene el joven, junto con los estados de ánimos que presenta, para estar alerta de cualquier cambio, y tener la posibilidad de subsanarlo en el menor tiempo posible, antes de que este se agrave y tenga grandes consecuencias.
Por todo ello, es muy importante que la familia sepa concienciar a los hijos, desde pequeños, sobre la importancia de cuidar el cuerpo, y la necesidad de adoptar unos saludables hábitos alimentarios y de vida.
Objetivos nutricionales
Lograr un crecimiento correcto, evitando carencias de nutrientes esenciales o exceso de calorías. Afianzar hábitos alimentarios sanos, pudiendo así prevenir enfermedades como:
Hipercolesterolemia.
Hipertensión arterial.
Obesidad.
Osteoporosis.
4 Recomendaciones nutricionales en la adolescencia
Estas recomendaciones deben ir orientadas fundamentalmente a conseguir tener una dieta ordenada y equilibrada, en consonancia con las necesidades nutricionales, generando así los hábitos adecuados.
La dosificación de calorías a lo largo del día debe realizarse dependiendo de las actividades desarrolladas, evitando así prescindir de comidas o, por el contrario, realizando algunas excesivamente cuantiosas.
Es básico reforzar el desayuno, evitando comer entre horas.
Hay que variar el consumo de alimentos, cogiendo de todos los grupos.
Moderar el consumo de carnes, fomentando el consumo de cereales y legumbres frente a la carne.
Se debería aumentar la ingesta de pescados en relación a la carne.
Conviene potenciar el consumo del aceite de oliva frente a otros aceites vegetales como mantequillas y margarinas.
Los bollos industriales deben consumirse lo menos posible, ya que contienen una elevada cantidad de grasas saturadas.
Hay que fomentar el consumo de cereales como pan, pasta, arroz, etcétera. Así como de frutas frescas y enteras, verduras, hortalizas y legumbres.
No ingerir una elevada cantidad de zumos no naturales.
Aumentar el consumo de agua en comparación con otro tipo de refrescos, que mayoritariamente contienen azúcares y aditivos.
Guía dietética recomendada para adolescentes
La pirámide de alimentos es un medio práctico basado en la variedad y flexibilidad, clasificando los alimentos en grupos fáciles de comprender estableciéndose una preferencia determinada y ajustándose al tipo de vida de cada persona.
Es importante indicar que los alimentos de un grupo no pueden reemplazarse con los de otro.
La base representa el grupo de alimentos que deberíamos consumir en mayor cantidad, según ascendemos en la pirámide vamos limitando la suma de alimentos que debemos ingerir y los alimentos situados en el vértice, son los que menos debemos comer.

